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Iglesia Nuestra Señora de la Asunción

La iglesia mirandesa se muestra como una fortaleza elevada sobre el río Arga, sirviendo como aglutinador del casco viejo de la localidad. Su construcción data de mediados del siglo XIII, si bien posteriormente sufriría adiciones a lo largo de los siguientes siglos.

Su estilo, según sus técnicas y sus formas, es gótico, aunque el tratamiento de algunos de sus elementos y el espíritu del propio edificio nos llevan a identificar el románico precedente, de gran aceptación y desarrollo en la Navarra de la época. La cronología y características del edificio enlazan con la etapa dorada de la arquitectura gótica navarra, en la que destacan un grupo de iglesias como Santa María de Olite o San Saturnino de Artajona, bajo la influencia tanto del mediodía francés y la arquitectura franciscana.

Se trata de un edificio de nave única y de una altura considerable, compensada por su anchura y macicez, debido a la escasez de vanos, que da a su interior un aspecto recogido. Los elevados contrafuertes y la torre campanario de base románica, agudizan el aspecto de fortaleza y recogimiento interior, que impide discernir el estilo del edificio desde el exterior.

La nave única de la parroquia no ha sufrido importantes alteraciones arquitectónicas, si bien han sido añadidas, desde el siglo XV hasta el XVIII ocho capillas entre los contrafuertes, varias dependencias, un pórtico del siglo XVIII y la torre del reloj en el siglo XVI.

En su interior, destaca en primer lugar el retablo mayor, ejecutado por el tudelano José de San Juan y Martín a comienzos del siglo XVIII. De estilo barroco, el retablo se enmarca dentro de la escuela retablista de la Ribera de la época. La obra se adapta a los paños de la cabecera aportando profundidad al conjunto. La proliferación de columnas salomónicas, hojarasca y figuras de niños, produce el efecto de un organismo en movimiento, con efectos de luz y sombra, ayudados por la reluciente policromía y los reflejos de los panes de oro.

Posteriormente, y durante todo el siglo XVIII, se realizaron el resto de retablos presentes en las capillas laterales de la nave. Las capillas, además de algunos retablos, albergan también varias tallas sin un marco arquitectónico determinado. Es el caso de la figura de Santa María de Miranda. Tallada en el siglo XIV, ha recibido varias denominaciones: Santa María, Reina de los Ángeles, Nuestra Señora del Rosario y Santa Ana. Pertenece a una tipología gótica de imágenes marianas de fines del siglo XIII y XIV localizada en Navarra y País Vasco, denominadas con el título genérico de “Andra Mari”.

En el coro situado a los pies de la iglesia encontramos una de las mejores manifestaciones del renacimiento en nuestra villa, la sillería del coro, fechada en el segundo tercio del siglo XVI. Está compuesta por 36 sillas en dos alturas y tallada en madera de nogal. De traza simple, identificamos elementos platerescos y manieristas en su composición.

La actual adscripción de la parroquia, la Asunción de la Virgen, es la más popular y abundante en Navarra. Sin embargo, la de Miranda data de finales del siglo XIX, siendo hasta ese momento San Benito el titular de la parroquia. La adscripción a San Benito, que podría apuntar a un posible origen monástico del templo y su dependencia del Monasterio de Leire, data del siglo XIII, cuando sustituyó a la advocación original, Santa María, habitual en los templos medievales navarros.

 

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