El Torreón

En lo alto del montículo que aglutina el casco viejo mirandés, pervive los restos de una fortaleza medieval que, durante siglos fue, para Miranda y para Navarra, lugar de gran importancia estratégica y militar. Durante el siglo XIX fue reutilizado para las guerras carlistas.

Conocido popularmente como Alto o Cuarto de los Moros, el Torreón muestra hoy los últimos restos de la antigua fortaleza, construida en su origen por los musulmanes, consolidada durante el reinado de Sancho III el Mayor tras la reconquista. Gracias a su situación privilegiada, por su cercanía con la frontera musulmana y por su emplazamiento en altura, el castillo tuvo una singular importancia dentro del sistema de castros y villas fortificadas establecidas por los reyes navarros para la defensa del reino.

Tras la conquista, se ordenó por mandato del regente cardenal Cisneros derruir todos los castillos navarros que pudiesen servir como focos de rebelión contra la corona, quedando el castillo de Miranda en ruinas.

Abandonado durante siglos, permanecería derruído durante siglos, impidiendo los mirandeses utilizar sus restos para las obras de la ermita contigua, defendiendo que a sus restos, estaba vinculado el honor de la villa.

No sería hasta el siglo XIX cuando, debido al estallido de las diferentes guerras carlistas, en especial la tercera, la fortaleza volvería a construirse, para aprovechar su posición estratégica. La nueva fortaleza contaba, además de la torre central (el actual torreón), tres torretas defensivas y un muro, con su foso, que protegía la parte más cercana a la ermita, que servía en aquel entonces como albergue de tropas y almacén.